Juan Llado.
Investigar las denuncias tales como la alegada contratación del artista puertorriqueño Ricky Martin por Banreservas, compra de costosísimas yipetas de alta gama para funcionarios y rendir cuenta sobre 276 casos que la DGEIG ha referido al MAP y los 50 al Ministerio Público.
Por Juan Llado // Acento.com.do
// 15-12-25
El 16 de diciembre del 2016 explosionó ante el pais
el escándalo de los sobornos de Odebrecht. La alarma sin precedentes causada
hizo que la clase media reaccionara con airada protesta y la Marcha Verde se
constituyó en la vía de expresar su indignación. Ya el 31 de enero del 2017
publique, en el naciente digital de Somos Pueblo, el articulo “El intacto ego del ladrón”
donde se registraba gran parte de los timos de Odebrecht al erario dominicano.
Ahora, ocho años después, está por verse si el mayúsculo fraude de SENASA
desbordará el repudio anterior y si la reacción ciudadana logrará consolidar la
lucha contra la corrupción y la impunidad.
El consiguiente escandalo ha estremecido la opinión
pública, Ya que en mayo 2021 la DIGEIG otorgo 100 puntos en
transparencia a la entidad, no se esperaba tal suceso. Tampoco se esperaba en
un gobierno en que la lucha contra la corrupción y la transparencia ha sido el
principal estandarte de validación política. Si bien sabemos que erradicar toda
la corrupción de cualquier gobierno es una quimera, nadie se imaginaba que
saldría a la luz un robo tan colosal como el infligido a SENASA y a los
sectores más vulnerables de la población. El Ministerio Publico alega que el
mismo supera los RD$15,000 millones. Pero abundan los rumores de que la suma es
mucho mayor. La Procuradora Yeni Berenice ha adelantado que no serán solo once
imputados y que “el equipo de investigación trabajará sin descanso para obtener
sanciones penales ejemplarizadoras y lograr que el Estado decomise y sea
restituido cada peso del cual se cometió la malversación.”.
La prensa reporta que algunos de los imputados han
ofrecido devolver cuantiosas sumas y que han colaborado con la
investigación. Al menos tres de ellos han
señalado a Santiago Hazim, el director de SENASA durante los últimos cinco
años, como el cabeza y mayor beneficiario del entramado de corrupción
detectado. La repercusión política de tal acusación no se ha hecho esperar:
Hazim alega que recibía dinero para las campanas del PRM del
cual es vicepresidente. Si el PLD tuvo a Punta Catalina como su mayor mancha de
corrupción y el PRD a Baninter, SENASA podría ser la infamia del presente
gobierno.
Hoy el partido de gobierno está emplazado a
responder tanto a las acusaciones de que usa dinero del narcotráfico como por
el caso de SENASA. Pero la conclusión obligada es que el desafío cívico causado
por SENASA y sus antecesores involucra a los tres principales partidos y ahonda
aún más la desconfianza de la ciudadanía en nuestros partidos políticos. “Un
informe elaborado por Participación Ciudadana, en colaboración con
la Unión Europea y basado en los resultados de la Encuesta en Cultura
Democrática 2024, indica que, en sentido opuesto de las métricas, los partidos
acumulan el porcentaje más alto de
desconfianza extrema: un 43.9% de la ciudadanía afirma que
no confía “nada” en ellos.”
El otro estamento desafiado por este mayúsculo
fraude de SENASA es la misma justicia. En semanas recientes se reportó que Maxi
Montilla, el principal imputado en el caso Antipulpo, escapó a una condena de
cárcel porque devolvió RD$3,000 millones, valiéndose del fatídico “criterio de
oportunidad”. De ahí que exista latente una generalizada insatisfacción con
los resultados de los procesos seguidos contra imputados del anterior gobierno.
En general, ese tipo de desenlace judicial no debería ser posible y la
estentórea indignación de la ciudadanía en esta ocasión de SENASA así lo
consigna. Si bien el Juez Ortega,
quien ofició como juez de Instrucción de la Suprema Corte en el caso de
Odebrecht, sentenció que la corrupción es imprescriptible, también este
reciente escándalo reclama una modificación del “criterio de oportunidad” para
que no haya absolución de la pena y los culpables no puedan escapar la cárcel.
Se les puede incentivar a colaborar solo con menor tiempo de cárcel, pero nunca
con total absolución.
Algunas voces fanatizadas han señalado que en el
fraude de SENASA esta involucrado el presidente Abinader. Pero de lo que se
sabe se puede inferir que eso es una venenosa calumnia. Al responder preguntas
en La Semanal el mismo aclaró que tenía “amigos, pero no cómplices”. Aseguró
que había enviado el expediente al Ministerio Publico en noviembre del 2024 y
que, por tanto, no podía emitir opiniones sobre el caso. Circula la versión de
que esa remisión que solicitaba una investigación del Ministerio Publico sucedió
tras recibir una información de SISALRIL sobre la corruptela en SENASA. Ante la
acusación del Ministerio Publico el presidente ha constituido al Estado en
parte civil, encargando al Equipo de Recuperación del
Patrimonio Público, para reclamar todos los fondos sustraídos y
ha nombrado una comisión, presidida por un profesional de alta credibilidad,
para establecer más estrictos controles en las operaciones de SENASA en el
futuro.
Pero la lección que se deriva de las actuaciones
presidenciables contra la corrupción y la impunidad es que esas medidas deberán
ser complementadas por otras. Por ejemplo, hay instituciones que por su
abultadas operaciones deben ser auditadas con mayor frecuencia, tal vez cada
seis meses, por la Cámara de Cuentas, además de ser inspeccionadas por la
Unidad Antifraude de la Contraloría General de la Republica. SENASA encabezaría
la lista, pero también el MINERD y el INABIE, entre otras. Y Compras y Contrataciones
y la DGEIG deben tener unidades especiales en su personal para auscultar esas
dependencias del Estado con periodicidad.
El enorme reto al gobierno que presenta el caso de
SENASA amerita que el presidente Abinader siga dando evidencia de su compromiso
con la transparencia por lo que resta de su actual periodo de gobierno. Debe
poner atención e investigar las denuncias que han aflorado en las redes
sociales últimamente, tales como 1) la alegada contratación del artista
puertorriqueño Ricky Martin y su equipo para amenizar la
fiesta de Navidad 2025 del Banreservas, y 2) la injustificada compra de
costosísimas yipetas de alta gama para
funcionarios que deberían movilizarse en transporte público. También deberá
rendirse cuenta sobre los 276 casos que la DGEIG ha referido al MAP y los 50 al
Ministerio Público. Es preciso que haya una respuesta sobre las investigaciones
correspondientes porque no ha trascendido nada en los medios de comunicación
sobre esto. Ya la lucha ciudadana no se centra en lograr la libertad de
expresión y la instauración de la democracia: debe centrarse en el combate a la
azarosa corrupción y la impunidad.
Al ponderar el caso de SENASA al ciudadano le
quedara la sospecha de que podrían existir otros casos de mayúscula corrupción
en el presente gobierno que no se han detectado. Y que este caso y los de otros
empañaría el legado histórico de la vigorosa lucha contra la corrupción y la
impunidad que ha protagonizado el presidente Abinader. La experiencia de
anteriores periodos de gobierno sugiere que los últimos dos años de despedida
de una administración son especialmente vulnerables a que se desate una oleada de
corrupción en el funcionariado que ve aproximarse su destete. Tal vez si el
presidente le ordena al DNI monitorear, junto a la DGEIG, la pulcritud moral de
los funcionarios, en vez de sus actuaciones políticas partidaristas, podría
aminorarse el peligro de los robos al erario. La lucha debe continuar con
más fuerza ahora.


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