Raíces humildes, sueños grandes
Nacida en la República Dominicana, Gerdica creció en una familia
humilde, pero rica en valores. A los ocho años se trasladó con sus padres y
hermanas a La Romana, donde vivió gran parte de su infancia y juventud. Siendo
la mayor de tres hermanas, recuerda con gratitud la estricta pero visionaria
disciplina de su madre: "Los sábados no eran para dormir, eran para
estudiar inglés y computación", cuenta entre risas. Aquella rutina que
entonces parecía una molestia, hoy la reconoce como una herramienta vital en su
carrera internacional.
Su amor por la medicina nació en la infancia, inspirada por su pediatra.
Aunque al terminar el bachillerato se sintió indecisa, cada vez que escribía
una lista de posibles profesiones, volvía a poner "medicina" en
primer lugar. Y así fue. Se formó como médico en la Universidad Central del
Este (UCE), graduándose summa cum laude y se destacó como una de las mejores de
su promoción.
En 2009, recibió una beca para estudiar en España. Aunque su primera
opción era Estados Unidos, terminó aceptando una oportunidad en Barcelona, sin
conocer a nadie en el país. “Fue un choque de emociones. No tenía familia ni a
nadie que me apoyara, pero mis padres me empujaron. Gracias a ellos, me
atreví”, recuerda.
Durante su estancia en España, una crisis personal relacionada con su
piel la llevó a descubrir la medicina estética. "Tuve brotes en la cara y
ninguna crema funcionaba. Me motivé a estudiar sobre el cuidado de la piel, y
terminé enamorándome de esta rama", explica. Así comenzó su nueva pasión:
ayudar a otros a sentirse bien por dentro y por fuera.
La medicina estética: mucho más que apariencia
Sin embargo, para la doctora, la medicina estética va más allá del
físico. “Veo muchas carencias emocionales en consulta. Muchas personas llegan
con heridas profundas que intentan sanar a través de su imagen. A veces paso
una hora explicándole a un paciente que está bien como
está, que es hermoso. Salen agradecidos, no solo por el tratamiento,
sino por sentirse escuchados”.
Uno de los testimonios que más la marcó fue el de una paciente con baja
autoestima que usaba flequillo para ocultar sus ojeras. Tras un sencillo
tratamiento, su actitud cambió por completo: “Le devolví la confianza, volvió a
tener reuniones presenciales y me dijo que le había devuelto la vida. Eso no
tiene precio”.
Su clínica, un sueño logrado
La especialista en medicina estética entiende que nada de lo que ha
logrado ha sido casualidad. Su éxito, asegura, ha sido parte de un plan divino.
“Creo firmemente que todo lo que me ha pasado ha sido parte del propósito de
Dios. Estar donde estoy hoy, en un pueblo pequeño, sin conocer a nadie, y haber
llegado a formar parte de un laboratorio médico de prestigio internacional...
eso no es suerte, eso viene del cielo”, afirma con emoción.
Uno de sus mayores logros ha sido fundar su propia clínica estética, la
Clínica Doctora Gerdica de los Santos. Lo consiguió sola, sin familia cerca.
Hoy, además de dirigir el centro, ha generado empleo para otras mujeres.
“El ser extranjera también pone sus piedritas, pero yo quería tener algo
propio. Poder decir: esto es mío, lo he trabajado y lo he sudado. Es un orgullo
inmenso”, expresa.
La especialista describe el emprendimiento como lanzarse a una piscina
sin saber si tiene agua: “Salir de la seguridad de un empleo fijo para abrir un
negocio es duro. Nadie ve el proceso, solo ven el resultado. Pero si no amara
mi profesión, no lo haría”.
Ser mujer, madre y emprendedora en un país extranjero multiplica los
retos. “Hay muchas responsabilidades, muchas veces estás sola, pero como amo lo
que hago, no lo siento como un trabajo. Lo vivo con pasión”.
Cuenta que, aunque el proceso de adaptación fue difícil, su esencia
dominicana siempre ha sido su motor. “Donde estoy, llevo un pedacito de mi
tierra. En mi consulta hay música caribeña, decoración con palmeras y una vibra
positiva que todos notan”.
A sus pacientes dominicanos los trata como familia: “Les hago regalitos,
descuentos. Somos una cultura que contagia. Siempre dejo una gotita de mis
raíces donde voy”.
De alumna a formadora internacional
Hoy, la doctora Gerdica es formadora oficial de los laboratorios
Fillmed, una de las marcas más reconocidas a nivel mundial en medicina
estética. Lo que comenzó con una simple consulta por Instagram, terminó
convirtiéndola en embajadora y ponente en países como México, Argentina y
Arabia Saudita, donde ha dado conferencias ante más de 900 médicos.
“Yo era buena pinchando, pero me costaba comunicar. Me pasaba noches
practicando frente al espejo para poder hablar en público. Nadie sabe cuánto he
trabajado, cuánto miedo he vencido para estar donde estoy”, afirma con emoción.
Además, en su clínica imparte formaciones exclusivas, incluyendo su
curso insignia de labios, los GerdyLips, donde comparte con otros profesionales
las técnicas que ha perfeccionado a lo largo de su carrera.
Aunque confiesa tener muchos sueños pendientes, hoy quiere detenerse a
disfrutar lo que ha logrado: “A veces buscamos tener más y más, pero no
disfrutamos lo que ya tenemos. Yo quiero enfocarme en vivir este momento, esta
clínica que parecía un sueño imposible. Quiero agradecer lo que he conseguido”.
Su consejo para quienes aún dudan en perseguir sus sueños es claro: “Lánzate.
No tengas miedo. Es mejor decir ‘lo intenté y fracasé’ que vivir con el ‘qué
habría pasado si…’”.
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