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martes, 7 de abril de 2020

La Cuaresma marca un tiempo gastronómico

El miércoles de ceniza no sólo inicia un tiempo litúrgico para los creyentes en la fe católica, sino también un tiempo gastronómico que abre paso a dulces y salados en la mesa dominicana que vigorizan la economía cotidiana.


Las habichuelas con dulce: un plato dominicano único en el mundo

Por José G. Guerrero / Historiador

El pueblo dominicano se estructuró sobre patrones culturales novedosos u originales a partir del mestizaje de blancos, negros y mulatos y también con la influencia de muchas migraciones.

El caso de las habichuelas con dulce indica la dinámica formación cultural dominicana. Su origen se relaciona con la presencia francesa en la isla de Santo Domingo. El dato lo aporta Dorvo Soulastre, un militar francés que vino a Santo Domingo acompañando al general Hédouville el 27 de marzo de 1798.

Entre los franceses que emigraron a Santo Domingo español, Soulastre conoció a Francois Delalande, quien introdujo la costumbre de comer legumbres o frijoles, posible origen de nuestras habichuelas con dulce.

Delalande llegó al país por una tragedia familiar. Vivía con su mujer e hijos en Fort Dauphin, Saint-Domingue, donde tenía una pequeña finca de legumbres. 
La desgracia surgió cuando un mulato le solicitó permiso para casarse con una de sus hijas. Ante la negativa –no se permitía el matrimonio de blancos con mulatos y negros-, el pretendiente decidió vengarse y, aprovechando la rebelión de esclavos en 1791, mató a sus hijas y persiguió a la familia. El padre, la madre y los hijos varones sobrevivientes huyeron a Santo Domingo, donde un español, conmovido por la tragedia, le cedió un pedazo de tierra para su subsistencia.

En la colonia española, Soulastre degustó en una mesa servida “a la francesa” frutos, legumbres y una “crema de zanahoria y frijolillos” producidos por Delalande y su familia. Los dominicanos sólo conocían las legumbres secas que venían de España o de Norteamérica y nunca las habían visto verdes en sus mercados. De las legumbres de Delalande, a Soulastre le llamó la atención especialmente unos “frijolillos” mejor cuidados que otros, los cuales se comían “tan finos y azucarados” como en Francia.

A parte de estos “frijolillos finos y azucarados”, a Soulastre le brindaron una merienda de lacticinios, confituras, pastelones de azahar, “merengues” con vainillas, dulce angélico y chocolate, entre los cuales se pueden identificar tres elementos básicos de las habichuelas con dulce: frijoles, productos lácteos y azúcar.

El proceso de fusión y síntesis culinaria del pueblo dominicano habría convertido estos ingredientes, después de la Independencia de 1844, en las habichuelas con dulce. Los frijoles franceses sembrados aquí y los importados debieron ser sustituidos por las habichuelas precolombinas. Los dominicanos consumían frijoles franceses o criollos, azucarados o salados.

Otro argumento que permite relacionar los “frijolillos azucarados” franceses con el origen de las habichuelas con dulce es que Soulastre los describió en vísperas de Semana Santa, “cuatro días antes del Domingo de Ramos”, lo que indica que eran parte de esta conmemoración.

Hasta que se demuestre lo contrario, las habichuelas con dulce son un producto cultural único y auténticamente dominicano. Como exclusividad a nivel mundial deben figurar en el libro Güinnes. Preparar y comer habichuelas con dulce es disfrutar del sabor de la Patria y de la esencia de la cultura dominicana: es un plato dominicano que no existe en otra parte del mundo, pero al mismo tiempo contiene ingredientes del mundo entero.

Para más información se puede consultar mi artículo Antropología de la cocina dominicana: el caso de las habichuelas con dulce, publicado en la Revista Dominicana de Antropología No. 69, ene.-jun. 2006, pp. 125-143, del Instituto de Antropología de la UASD, del cual soy el actual director.

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