José
Rafael Sosa
Banco
de Parque es una de esas obras teatrales capaces de marcar un camino. Un
montaje que se resuelve en una
experiencia imperdible, con una coloración interpretativa que se acerca más a
la comedia que al drama, distante en enroque de los montajes 1986 y 1997,
dado que constituye una muestra de
soberana actuación de sus dos protagonistas, directores y maestros de la escena
nacional.
El cambio de tono interpretativo puede tener relación con las
transformaciones en el gusto del público teatral, acondicionado más a la risa
que al drama, aun cuando ello no obstruye la temática sobre mentiras y
soledades, descritas con maestría por el
dramaturgo ruso Alexander Gelman (El premio (1974); Nosotros, los abajos firmantes (1980) y Zinulya (1986)
Cuando
fue montada por María Castillo y Ángel Haché, el discurso escénico fue el del
drama (siendo exactamente el mismo libreto)
cuando la contraparte masculina y
en honor de quien, homenaje fotográfico y hemerográfico incluido, se ha hecho
el montaje en Sala Ravelo, en la que sigue el fin de semana ofreciendo un texto sobre el cual se trazan dos
actuaciones de colección y un premio actoral que nadie, en su sano juicio,
debe perderse.
Actuaciones
Manuel
Chapuseaux, que se ha consagrado como director, siendo su montaje más reciente
Nuestras Mujeres, en la misma Sala Ravelo y que evidenció nueva vez sus dotes y
visión de los recursos interpretativos de sus tres talentos (José Roberto Díaz,
Francis Cruz y Henssy Pichardo), se adapta a las directrices de Castillo para
entregar una versión fresca, actual y válida de la pieza de Gelman. Hace del
mentiros, manipulador vendedor de esperanzas a cambio de orgasmos de ocasión,
sustentado en mercancías de supermercado.
Chapuseaux
tiene un evidente dominio de su personaje, de sus movimientos, de sus
inflexiones y lo proyecta desde la directríz de humor porque se ha decantado la
directora
María
Castillo regresa a la personalidad de la
mujer esperanzada en encontrar el hombre con el que se pueda contar, y que
vuelve a su vida con las mismas mentiras de siempre.
La
maestra se luce en la gerencia de gestualidad y los matices de su voz. Reproduce la carga emotiva de una
soledad insoportable y se aferra a la esperanza de un amor que no lo es.
La
pieza es una rotación simbólica de soledades, falsías, esperanzas desgarradas y
pérdidas del sentido, dimensiones que explora con acidez y humor el dramaturgo
europeo.
Banco
de Parque, de uno de los dramaturgos rusos vivos fundamentales de la
actualidad, Alexander Gelman, estremeció, con drama y carcajada, al público
selecto que acude en la Sala Ravelo.
No
es frecuente tener en escena a dos directores-maestros intérpretes de la talla
de María Castillo, (Teatro Mandrágora) y Manuel Chapuseaux (Teatro
Gayumba) y menos cuando se trata de un
montaje de texto imperecedero, sobrepuesto al tiempo, con parlamentos que
hilvanan realidades que siguen frescas y sangrantes, esas que describen la
soledad, la mentira, la manipulación, el sufrimiento femenino y la actitud
manipuladora y abusiva del hombre buscador de consagrar el engaño.
Valida
la reinterpretación de Banco de Parque que tiene origen en la necesidad de
reinterpretación y de adecuación a tres
décadas llamadas a influir en el cambio del gusto y la percepción de la gente
que sigue el teatro.
Ficha Técnica:
Dirección: Teatro Mandrágora
Producción general: María Castillo
Asistente Producción: Daniela Tovar
Voz en Off: José Antonio Rodríguez
Elenco : María Castillo (Vilma)
Manuel Chapuseaux (Feria)
No hay comentarios:
Publicar un comentario