Una tragedia marca el presente y futuro inmediatos de una familia. Una mujer atormentada por un pasado doloroso arrastra a sus seres queridos a un mundo desolador, encontrando como refugio un viejo piano que había abandonado por casi 30 años y que en ese instante es su único consuelo.
La puesta en escena, que continúa el fin de semana del 28 al 31 de agosto, bajo la dirección del premiado teatrista Manuel Chapuseaux, es una apuesta al drama, de principio a fin, a pesar de que el público, consciente o no, encuentra la manera para explotar en carcajadas… Cosas de la gente.
Es, por decirlo de algún modo, una obra de silencios. Esas pausas estratégicas, con miradas fijas, expresiones congeladas, lo que aporta a esta obra la mayor carga dramática de su desarrollo.
Estos elementos, que fueron aprovechados por el director para infundir en los personajes ese dolor intenso que deben reflejar, dado el sufrimiento tan grande que los agobia, convierten el montaje en una obra de dolor.
Patricia Muñoz encaja muy bien con la Abril que representa. Con un deje de personalidad bipolar, en la que a ratos se muestra tranquila y en paz, en otros atormentada y decaída, pero sin exagerar, la dejan muy bien parada en su rol de actriz.
Patricia Banks, quien hace de Isabel, la hija mayor de Abril no podía estar mejor. Es tan creíble su personaje, que tan fácil se la puede llegar a querer, como a odiar.
Ella es implacable ante la actitud de la madre, porque su intención de sacudirla del estado en que se encuentra ya la ha llevado a un límite en que es imposible consentirla. Ella quiere rescatarla de cuajo.
Mario Peguero, Cristóbal en la obra, le toca ser el conciliador, el que debe estar bien con la madre y la hermana, el que no ha tenido que bregar con tanta porquería humana porque su ausencia lo ha blindado de responsabilidades, pero que sin embargo es el favorito de su progenitora y, por tanto, el único llamado a rescatarla.
Y Dolly Martínez, la hermana abnegada que hace lo imposible por hacer del sufrimiento de la otra, un estado menos doloroso y desolado, intentando llevar alegría y chispa a una casa, ya no un hogar, que se cae a pedazos.
“Acorde final”, tan breve como intenso, plantea un drama en clave de lágrimas que si bien no todas las familias lo han vivido, al menos se sabe de alguien que por dolor, lo ha dejado todo y se ha abandonado a su suerte, o a su desgracia.
Obra: Acorde Final
Dirección: Manuel Chapuseaux
Producción: Patricia Muñoz y Danilo Ginebra
Dramaturgia: Patricia Muñoz
Actuaciones: Patricia Muñoz, Dolly Martínez, Patricia Banks y Mario Peguero
Lugar: Sala Ravelo del Teatro Nacional
Días: 21, 22, 23 y 24 de agosto
Recordar que de jueves a sábado las funciones son a las 8:30 de la noche y los domingos 6:30 de la tarde
Precio: 500 pesos por persona
Por Francis Mesa framesajim@gmail.com
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