TESTIGO de la música urbana

Sobre la Música UrbanaFeliz Vinicio Lora, Fausto Polanco, ex presidentes de Acroarte, y el redactor de esta columna, veníamos proponiendo, desde hace dos años, la inclusión de la categoría Música Urbana en los premios Casandra. Durante dos años consecutivos nuestra propuesta fue desestimada por la Asamblea de nominaciones y, los tres, apegados a las reglas y la soberanía de los asambleístas esperábamos otra oportunidad, conscientes de que debatíamos en un ambiente democrático y en buena lid. Que nuestras posiciones fueran rebatidas y desestimadas en modo alguno debía ser motivo de enfado con los compañeros cronistas que se oponían a la creación de esta categoría. Terminada la asamblea todo concluía en santa paz. En esta ocasión, tanto Feliz Vinicio Lora como quien escribe decidimos retirar nuestro apoyo a la inclusión de dicha categoría, por los argumentos ya conocidos por todo el que ha participado del debate suscitado por la no inclusión de la Música Urbana en los premios Casandra 2008.
Y hemos escuchado todas las posiciones. Algunas presentadas con muchos elementos de juicio, otras con mucho prejuicio hacia la institución y sus miembros. Algunas con la clara intención de cierta gente de pescar en río revuelto. Nos hemos mantenido leyendo, viendo y escuchando opiniones. Con algunas hemos estado de acuerdo, con otras no. Algunas personas se han servido con la cuchara grande colocando todo tipo de epítetos contra Feliz Vinicio, quien escribe y Carlos T. Martínez, quien fue con una clara posición a la Asamblea de Nominaciones y puso muchos puntos sobre las íes.
Lo de los epítetos es lo de menos. Por cierto, con algunos nos hemos sentido muy identificados, y son pronunciamientos que nos dicen lo tan equivocados que estábamos sobre la valoración que teníamos de algunas personas. Esta será la última vez que trate el tema, porque no podemos pasarnos la vida alimentando un debate que ya no tiene razón de ser. No podemos pasar por tontos y dejarnos usar de gente que tras estos debates lo que busca es tener vigencia en los medios. No somos enemigos de las nuevas corrientes musicales, de lo que la juventud quiere y consume, de, como dicen algunos, “lo que el pueblo quiere”.
Es por ese pueblo que los premios Casandra deben ir de la mano de la calidad y nunca, pero nunca, relegar a un segundo plano la calidad por la popularidad. Con ese cuento es que los enemigos gratuitos de Acroarte y algunos cronistas a los cuales de lo único que se les puede acusar es de decir y hacer las cosas como son, quieren indisponer a un segmento de la población.
Los números están ahí, y dicen que cada vez que pasa una entrega de los premios Casandra, es la valoración del público lo que permite que una institución como Cervecería Nacional Dominicana (CND) se sienta cada vez más orgullosa de patrocinar esta premiación que es de todos. Nos pueden acusar de no ir con los tiempos, nos pueden acusar de no tener tanta inteligencia como los analistas de fustes del merengue de “calle”, que sobre la base de esos pudorosos análisis han trapeado el piso con nosotros, sin embargo, es bueno que les quede claro: no somos tontos y mucho menos “conejillos de India”.
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