Jose Rafael sosa
El Precio, original de Arthur Miller, nacida de una de las máximas
firmas dramatúrgicas del Siglo XX, es una de esas experiencias teatrales que
producen en el publico la interrogante: ¿Apreciamos el esfuerzo de estos cuatro
intérpretes y esta directora que tuvieron que ensayar durante semanas, para
regalarnos un suceso teatral de primera magnitud en el marco del desarrollo de
la escena nacional?
La obra desarrolló sus funciones de primera semana en Sala
Ravelo, (ahora se encamina a su segundo y final fin de semana) con la
producción de Dunia De Windt, la dirección estilizada y aguda de Indiana Brito
y un recital de cuatro actuaciones totalmente puntuables: Elvira Taveras, Mario
Lebrón, Jose Roberto Díaz y Omar Ramírez, dejando en la garganta y en la mente,
el sabor de lo bien disfrutado.
Elvira Taveras, (Esther) esta exquisita y convincente, como la
esposa alcohólica de uno de los hermanos y entrega una de esas actuaciones que
se recuerdan con fidelidad y buen agrado.
Mario Lebrón, (Víctor) el personaje central de la historia de
hermanos distanciados por valores y efectos y reencontrados por la distribución
de una herencia, es verosímil y visceral. Su desempeño es noble y discurrente.
Jose Roberto Diaz (Walter) muestra todo un manual de teatro en
la apropiación de un personaje. Fiel, creíble en dominio de sus emociones, esta
magistral.
Omar Ramírez, (Salomón) el personaje tragicómico del montaje, se
sabe con un desafío actoral superior al encarnar un personaje de misión como
contrapeso y de referencia social ante la tirante relación de los hermanos y la
esposa. Sabe ser cómico y cruel con el escrutinio de ganancias y especulativas
condiciones.
El arco emotivo que describen los cuatro personajes dibuja con
trazos certeros las personalidades y sus conflictos, gracias a la maestría de
Arthur Miller.
El vestuario y la escenografía (Liliana Soto) es otro de los
logros, al recrear a la perfección un vetusto y casi abandonado apartamento de
clase media empobrecida, en el New York de la década de los años sesenta.
El Precio es una de esas obras que justifican todo el esfuerzo
por acudir a cualquier precio, a una sala. Exquisita la experiencia y notable
el criterio tanto para seleccionar el texto dramatúrgico como el empeño tan
profesional de sus talentos.
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